July 13, 2011
El sudor de los pies merece especial atención porque, a diferencia del resto del cuerpo, funcionan bajo condiciones especiales. Normalmente, los pies pasan la mayor parte del día “encarcelados” en calcetines y zapatos. Bajo estas condiciones, la piel de los pies apenas puede “respirar” y acaba empapada en sudor. Esto puede ocasionar una afección conocida como “pie de atleta”, que recibe este nombre por ser una afección corriente entre los deportistas.
El pie de atleta es una infección producida por hongos que afecta a los pliegues entre los dedos, la planta y los bordes del pie. Es más frecuente en hombres que en mujeres, y se da tanto en niños como en adultos. El contagio es por transmisión directa de persona a persona, así como por contacto con superficies húmedas (piscinas, duchas, alfombras) donde el hongo puede sobrevivir durante meses. Esta preferencia por los ambientes húmedos es el motivo por el que el riesgo de padecer pie de atleta aumenta entre los afectados de hiperhidrosis plantar.
Los síntomas principales del pie de atleta son enrojecimiento y picor constante en la zona, acompañado de mal olor. Es frecuente ver también grietas, ampollas y escamas en el área afectada.
El tratamiento se basa en antimicóticos (inhibidores del crecimiento de hongos) por vía oral o tópica. La vía tópica es menos efectiva: en un 65% de los casos se producen recaídas antes de los dos años. El jabón o champú a base de sulfato de selenio se usa con frecuencia para lavar los pies, pero no debe emplearse si hay heridas abiertas. Existen además múltiples remedios caseros para este problema, aunque su efectividad no está asegurada.
Para prevenir el pie de atleta, se aconseja tomar las siguientes medidas: